Francis Nicolás

"Espacio donde se depura el proceso de encarnación del pensamiento."

domingo, 11 de diciembre de 2011

Blanco satén

"Nights in white satin" - The Moody Blues
    
           Las palabras cayeron como si una caja de pelotas de ping-pong se viniera abajo desde lo alto de una estantería de cuatro baldas. Se desparramaron saltarinas, independientes y anárquicas por todo el pasillo claqueando sobre el parqué recuerdos indómitos, para desaparecer como si tuvieran vida propia por debajo de los sillones, las vueltas de las puertas y los rincones de los pasillos, para detenerse en cunas de polvo y célula muerta. Ovillos de blanco satén...

        Unos tacones afilados y altivos engatillaban la madera brillante, y crujiente de aquel pasillo dorado de ribetes melíficos, retorciendo en un rápido semicírculo la parte delantera de su planta, como si fuera una rúbrica genética de elegancia natural.. Aquella ninfa destila ambrosía de sus lagrimales, esquiva con maestría y señorío las humildes pelotas de ping pong como si aquella existencia fuese paralela a su mundo. El cuerpo se sumía en dolor y en exigencias perdidas. Cacharreaba dejándose ver unos gemelos envueltos en unas finas medias de licra negra tupida pero traslúcida. Se le ciñe una falda oscura con destellos dorados que le dibujan un atractivo contorno, y si siguiéramos su espalda, elástica y trabajada, acabaríamos con un remate de pelo anudado con una perfecta improvisación…
    
   Haces por verla pero como esto es un sueño no hay caras. Hay hueco, contorno, pero no hay nada, hay vacío, ni ojos, ni cejas, ni barbilla, ni sonrisa… nada, sólo dos manantiales de ambrosía… eco… derrame de tiempo, segundos por venas cortadas...
   
   Para cuando la última pelota de ping pong dejó de girar y acabó acurrucada dando un suave beso a la pata de un viejo arcón lleno de libros viejos y enmohecidos destinados a ser papel moreno, las burbujas de la copa de champán masajeaban las fosas nasales de la ninfa oscura que se apoyaba en el quicio del ventanal aspirando noche y legislando sobre los pensamientos de las luces de la ciudad sudorosa y somnolienta, que le guiñaban ojos deseosos de raso.
   
   Parecía pedir respuestas a preguntas no nacidas, conjurar a la noche para que le diera una razón que estaba a punto de perder para siempre. La luna estaba velada como su rostro y las estrellas callaban. Una poderosa y estilizada mano acarició la fría pared buscando el cordón del estor, y con un seco estirón bajó el telón, al tiempo que dejaba la copa de champán en su mesita de noche y se dejaba caer en la cama como una frágil vestal… una admiración negra sobre un lecho de blanco satén… (¿folio?)
    
   Al parecer la noche no le había dado respuestas… Y sus lágrimas intentaban darle algunas…
    
   Mientras las burbujas jugaban a subir buscando luz como si fueran pelotitas diminutas de ping-pong, la noche se iba alejando, alejando, alejando… con cadencia y parsimonia desesperante…alejando, alejando… siguiendo su ciclo eterno de búsqueda de infinitos.
  
    ¿Dónde va la luz de las estrellas cuando no se ve?
  
   Si fueras estrella… tal vez si pudieras ponerte en su lugar…
  
 Allí quedaste, tumbada en satén, legislando sobre tus pensamientos a los que perseguías con azogue.

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