Francis Nicolás

"Espacio donde se depura el proceso de encarnación del pensamiento."

jueves, 5 de enero de 2012

La niña que esperaba qué…


(Noche de Reyes, 2012)

Las noches de Reyes son noches de espera, de decepción, de ilusión artificial, quebrada… de nariz reseca de tanto respirar buscando el rastro de camello y establo… Curiosamente nadie olfatea para encontrar la mirra… sino más el culo del camello… y pelo entrapizado de orina…
Noche de sorpresa fingida, de miradas cómplices, de susurros, de expectativa… de segundos quietos y estrella fija como un pomo del firmamento que tal vez abra una talvecera puerta estelar…
Noches atípicas… Casi 364 noches plenas y hastiadas de la normalidad típica de hervido y huevo pasado por agua, de sueños sobrevenidos, de odio al trabajo y al despertador y la normalidad… la zozobra de esperar el amanecer no se asemeja a la zozobra de esperar tu regalo mágico de mágico Rey, no... ni mucho menos.
Los Reyes son sabios – te advierten cuando al sopesar la caja ya adivinas más o menos lo que te depara tu destino, que no es la play, que no es el camión de hierro, que no es el reloj, ni el i-phone… ni la persona que esperabas…. Los reyes son sabios y a cada uno traen aquello que es mejor (paradójicamente cuanto peor es el regalo, más sabios) Es cierto que, en algunos casos, más que sabios deberían ser apoteósicos y concienzudos exégetas de la NASA, o psicólogos de gabinetes adscritos a la curia vaticana.
Se sentó con la frente casi pegada al cristal cubierto por un beso de vaho. Afuera, los camellos habían traído en su joroba unos atípicos 16 grados. No hacía noche de Reyes.. hacía noche de princesas, calabazas, relojes y zapatitos de cristal quebrados ya para siempre… De conversiones de chachas cochinetas y dejadillas a elegantes y estilizadas princesas (made in Disney) gracias al divino toque del hada madrina con su teclado saltarín…
Esa noche la imaginación descansaba. Don Quijote hubiera descansado a faldón suelto porque la realidad se la hubieran transformado los de oriente, ni sus Festones – ni “Fritones” – ni Merlines, ni barbadas Micomiconas… ni los malhadados Duques.  Te vienen y te llenan de purpurina, no hace falta que tú te recrees tus mundos de puentes, o de sueños con unicornios, mandrágoras, príncipes de azules armaduras o princesas sorprendentes cuya pequeña mano es capaz de coger la tuya y llevarte al final del arcoíris…. Esa noche todo va en cajas envueltas en papel de un chino… o de un verde guardiacivil sobrio corteinglesiano… No hace falta que te hagas el loco como el resto del año donde te conviertes en arquitecto de puentes para escapar de la típica realidad.
Luego ¡plop…! en tu caja no estará lo que pensabas, pero tendrás que sonreír… hasta que tu imaginación haga un reset.
Una luciérnaga atolondrada se acerca al balcón donde, apoyada con la cabeza en él, el frío cristal enfría la imaginativa frente de la niña que esperaba qué…
- ¿Qué has pedido a los Reyes?
Al mover los hombros a la par hacia arriba, de ellos salpicaron pelos de guirnalda escarlata y plata que durante las navidades se le habían adherido.
        - Entonces, ¿Qué esperas?
        - Espero espera.
        - Pues es la caja más grande que está bajo el árbol, -sentencia la luciérnaga, augurándole una larga cinta de raso que dibuja el lazo.
         Espera espera… con la frente ardiendo y el cristal de la realidad helado a 6 camelludos grados.
        - Porque es la que tiene el mejor regalo.
           La luciérnaga se apaga. Ella olfatea.
          No quiere pensar en la cantidad de papel regalo arrugado y estrujado a los pies del árbol en torno a otra caja vacía… inútil, desaprovechado, gastado… otra caja más del año pasado.
       -Mientras te espero, te quiero. Espera espero. Mientras espero, imagino; mientras imagino, vivo. Mientras te espero, te quiero.
      - Camello, ya vienen…
    A veces, mientras finge dormir, en su íntimo subconsciente no quiere reconocer que las cajas vacías contienen cierto tono de delirio y liberación… y es que los Reyes, aparte de Reyes… son Magos.


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