Se esculpe el dos
en mármol blanco;
esquirlas de nube
forman corazones
deformes
a los pies del
creador.
Se afana el cincel
en descarnar materia
en busca de esencias.
Lo par subsiste…
Para que haya dos
algo debe haber
estirando de ambas solapas.
Lo uno se funde
en el almíbar de lo
mismo,
de lo uno mismo.
Un diminuto ángel
se afana,
esquivando esquirlas
de nieve,
en juntar labios
que sólo sepan contar
hasta dos.
Lo par subsiste
como producto perfecto
del infinito
mientras lo uno flota
en el mar,
en la deriva del
vacío.
Para que haya dos
algo debe haber entre
ambos.
Si no hay amor, todo
es uno.
Terrible y desértico
uno.
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