Tras un jardín de sombra oscura,
deja su paso la luz de luna,
duerme un jazmín de piel muy
blanca:
tal vez seas tú, tal vez tu alma,
tal vez el blanco vaho de tu
fantasma.
Seguí tu rastro por entre ruinas
y la fría lluvia me lo escondía.
¿Eran tus ojos de fría plata,
de párpado de nieve? ¿Me
esperaban?
¿Eran tus manos de soledad y
escarcha,
de dedos blancos? ¿Me señalaban?
Tal vez seas tú, tal vez tu
alma:
tu rostro azul de luna y agua.
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