La vuelta del humo la dirige
la batuta del ala torva
de una golondrina tuerta.
Mi noche y sus horas
son la vuelta de mis tiempos:
como la chaqueta del hombre,
como la camisa de invierno.
No hay más gotas de agua
que las que quepan en tus ojos,
ni más aliento que tus palabras,
ni más oscuridad que tus silencios.
"Si guiñas el ojo,
se desequilibra el mundo...
los pinos se inclinan
buscando tu pupila;
los ríos fluyen
hacia el arco de tu ceja,
la esperanza se apoya
en el puente de tu frente...
El sol amanece si tú parpadeas..."
Tu recuerdo es un calvero nevado...
sobre él...
huellas de plumas,
patitas de sueños,
que dibujan un trazo
que parece un barco,
o una alfombra mágica
con cuatro borlas de llanto.
de una golondrina tuerta.
Mi noche y sus horas
son la vuelta de mis tiempos:
como la chaqueta del hombre,
como la camisa de invierno.
No hay más gotas de agua
que las que quepan en tus ojos,
ni más aliento que tus palabras,
ni más oscuridad que tus silencios.
"Si guiñas el ojo,
se desequilibra el mundo...
los pinos se inclinan
buscando tu pupila;
los ríos fluyen
hacia el arco de tu ceja,
la esperanza se apoya
en el puente de tu frente...
El sol amanece si tú parpadeas..."
Tu recuerdo es un calvero nevado...
sobre él...
huellas de plumas,
patitas de sueños,
que dibujan un trazo
que parece un barco,
o una alfombra mágica
con cuatro borlas de llanto.
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