Cabalgáis pena,
trotáis amargura,
galopáis noes
y relincháis tristeza…
Vuestros belfos escupen
odios de alabastro…
¡Fuera!
No quiero santos tristes
en mis alacenas...
Coged vuestro enredo de pelo negro
y marchad a cazar suspiros…
Aquí los corazones
sólo entienden de sangre batida
y latido en verso…
Dejo el humo y el tarquín
a los que escancian el cieno,
supuran yel
y se adornan de alquitranes
embreados en no vivir,
culpando a los demás
de su biocidio…
No yo, y si no
¡mirad el blanco de mis palmas
o de qué están hechas mis palabras!
trotáis amargura,
galopáis noes
y relincháis tristeza…
Vuestros belfos escupen
odios de alabastro…
¡Fuera!
No quiero santos tristes
en mis alacenas...
Coged vuestro enredo de pelo negro
y marchad a cazar suspiros…
Aquí los corazones
sólo entienden de sangre batida
y latido en verso…
Dejo el humo y el tarquín
a los que escancian el cieno,
supuran yel
y se adornan de alquitranes
embreados en no vivir,
culpando a los demás
de su biocidio…
No yo, y si no
¡mirad el blanco de mis palmas
o de qué están hechas mis palabras!
¡Dejadme en paz, coño!
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