Acurrucado en tu regazo
te susurro: “fuiste tú”
Sí, fuiste tú.
Viniste la otra noche
y me amaste en silencio…
Que ¿Cómo lo sé?
De dar cien mil vueltas en tu orilla
palpito en arena y brea,
mi pecho late galerna,
mis músculos mar en calma
y mis labios saben a mil sales.
No pudo ser otra…
“fuiste tú.”
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