en que la mariposa
mire sus alas
y sólo vea escarcha,
y su lágrima sea un témpano,
y el tiempo, un dardo.
Aguarda la mariposa
tras su armadura de seda
a que reviente el frío.
- Duerme crisálida,
susurra tus sueños
desde el desfiladero de tus labios;
caiga tu voz sobre el valle,
como copos de nieve,
como semillas y polvo de hada…
Volverá la luz,
volverá tu mar,
volverás a sembrar de color
las arrugas del invierno.
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