¿Por
qué cambiar el oro por tu voz?
¿Por
qué convertirse en estatua de oro?
Reniega
el hombre a su carne
y
lentamente se plastifica,
convierte
su lengua en papel moneda,
sus
manos en cobre
y
sus ojos en hueco de real.
Astillas
de oro se clavan en párpados de seda
y
oídos ajenos rebosan plata hirviendo.
Pronto
las palabras saldrán numeradas,
en
serie, en fajos,
en
procesión de ánimas.
El
pensamiento es un páramo a veces
donde
la tristeza hace remolinos reales,
y
llueve gris y fino.
¡Cuánto
sentimiento fusilado!
¡Cuánto
amor no se dirá!
¡Cuánto
beso mal tirado!
¡Cuánto
sexo repatriado!
Anhelo
el tacto rugoso
del
apretón de manos
curtido
en sinceridad y en trato,
el
olor a pan bajo una axila,
y
el beso de mejilla cansada
con
olor a cocina.
Una
fina capa de film
envuelve
el mundo…
Estamos
mutando a metacrilato…
Y
la palabra grita
en
remotos barrancos
y
el oído anda en sus cálculos,
las
lenguas en sus oros
y
los corazones en su cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario