Francis Nicolás

"Espacio donde se depura el proceso de encarnación del pensamiento."

domingo, 12 de febrero de 2012

Frío


"Clocks" - Coldplay

Dos bajo cero.

Las escarchas acristalan los ojos huecos del grillo aterido. Allá en las sierras, las palabras buscan cobijo bajo las piedras planas y añoran las tardes de álamo y ribera. Sueñan con pieles de agosto, con lunas de mayo, con olores de julio y sollozos de abril. Las palabras lagartijean entre los romeros erguidos y firmes por el rigor de la savia congelada,  hibernando aromas.

Dos bajo cero.

El paisaje se empaña y desenfoca mi retina cansada. El tiempo se desmenuza en molla de blanco pan deshecho por hacendosas manos con manguitos de ayer y lumbre de siempre. Los recuerdos caen tristes y densos como lágrimas en una clepsidra. El sol poco a poco se libera de la congelada ciénaga nocturna. Se incorpora y nos sonríe y con él se inician de nuevo cientos de miles de vidas desperdiciadas.

Dos bajo cero.

Allá en las umbrías, las palabras tiritan, se cobijan, se arrebujan unas con otras, dándose un pobre calor de ausencia, invierno y vacío. En las copas de los árboles  los besos del sol despiertan a las crisálidas dormidas, y millones de sonrisas bajan corriendo por el tronco a avisar a las raíces. El coqueto bosque, donde diez robustas encinas de acorchada piel se vigilan en su paralelo infinito, sonríe y consigue devolver el beso al sol espantando a una abigarrada bandada de golondrinas.

Dos bajo cero.

Una mano desensortija rizos en un valle eterno, mientras afuera los verbos se hacen copo;  los sustantivos envidian mi vaho…; el suyo…. miles de preposiciones son arrastradas por un viento hiriente, punzante, vil, deshonesto, rencoroso, traidor… que fulmina las conjunciones en un asíndeton de plañidera profesional.

         Dos bajo cero.

El invierno congela las palabras y las palabras al tiempo. A veces el folio en blanco, o la noche en negro, semeja el frío absoluto. ¿Hasta cuántos grados por debajo del cero existe el existir? ¿Vivirá alguna palabra en aquel terrible infinito? Posiblemente necesite al menos 273 besos para empezar a envidiar tu presencia, tu calor.

         Dos bajo cero.

Afuera las cosas adquieren un delicioso aspecto azucarado… azúcar glacé… aliento de luna, maquillaje estelar…; ocultamente el adverbio aguarda latente; el adjetivo calla…. ssss… taciturno y prevenido. Dentro, una mejilla ardiente aplasta mi hombro. Crepita la brasa, se desmorona un tronco carmesí, ulula la tráquea de la chimenea, convertida en signo de admiración en un cielo de aluminio y yema.

El invierno congela las palabras, las palabras al tiempo…
…y el tiempo a ambos… 
un instante de caldo de estrella en helado infinito.



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