Francis Nicolás

"Espacio donde se depura el proceso de encarnación del pensamiento."

miércoles, 28 de marzo de 2012

Beso callado de tímido día




Beso callado de tímido día,
deseo esférico de noche eterna,
blanco faro de miedos y temores.
Ascua de plata, asombro del cénit.
Como un beso te consumes callada
blanca y en penumbra,
vigilando los contornos  redondos
de labios perfectos y añiles.
Vigilante celosa de mi mar,
amante batuta de sus olas,
te agotas como vela de diosa insomne,
a poquito…, a sorbitos… a besitos…,
galleta blanca comida a mordisquitos.
Como un beso te consumes callada,
como un vaso de leche tibia
que se ofrenda tierna
al juguetón y terco dios Niño.
Luna, lunita,
tu mar te espera,
luna, lunita, cascabelera.

Beso callado de tímido día,
que disimulas trasmudada
las huellas grises de mis sucias manos
por tu bello rostro de princesa,
de princesa que riela enamorada.
Que te asomas tras el velo azabache del destino,
que me incitas moviendo el índice en creciente,
para desnudarte redonda, entera, llena y luciente,
y decirme adiós guiñándome tu párpado menguante,
después de amarme y  alentar mi letra delirante.
¿Piensas que por no estar te olvidaré?
¿Esconderte es, acaso, provocar al olvido?
Mi rostro se hace luna mirando al infinito,
como torta atónita de pálida adicción,
cuando me enseñas tu espalda nueva y batiente,
negra como el confín de tus reinos en Oriente.
Y así, sabiendo que, al cabo, volverás,
apareces, te muestras, te gastas, te vas…

¿Esperando el olvido?
No seas ingenua… mi luna.
Millones de chivatas
me gritan: “¡no se ha ido!”


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