Lágrima que describe
pintura de guerra,
surca mejillas
tendida en una colada
de sonrisa de mandíbula y dentellada…
Mi personaje,
que paseara encarnado en mis mármoles,
mi tinta que sudaba y sonreía,
tras unas rayban defensivas
puso alas y pólvora
a las palabras de tinta
y las hizo saltar por los aires…
Sollozaste tiempo,
acariciaste la densa pasta de
mi tinta,
blanca y negra,
mientras destilábamos
horizontes.
Distorsión de poesía irreal
que traspasara folio y celuloide
para caminar hacia mi
sacudiendo en su sombra
los aromas del misterio.
El pensamiento que te creó,
te deslizó
como una lágrima de crema y ser…
por mis mármoles…
Y entonces hubo piel…
Los adverbios se erizaron,
los sustantivos se amontonaron
tras la nacarina fila policial,
el adjetivo enmudeció atónito,
los verbos soñaron…
Lástima que la tapa pesada
del libro de ancho lomo
hiciera el sueño tinta de nuevo.
lo aplastara sobre sí
robándole su contingencia,
volviéndolo a la unidimensión
de su remota existencia.
Tapa pesada…
que tumbó,
quien sabe si un cobarde,
y que ahora acaricia
adivinando sus relieves
con manos nostálgicas.
Habla tú… que…
“Sollozaste tiempo,
acariciaste la densa pasta de
mi tinta,
negra y blanca
mientras destilábamos
horizontes.”
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