Hay palabras con garras
que anidan en el gris
de tu razón,
y en el añil de tu sueño;
hay palabras que acechan
como células durmientes
en el negro de tu hipocresía:
revolotean tus prados
mientras tu cuerpo se vive,
hacen nido en tus ramas
y ponen huevos de barro
en alféizares de mármol.
Rebota su graznido en tus sienes
y oyes el chirriar de sus patas
en el cristal de tu iris.
¡Volad, cobardes, volad!
Como el luminoso horizonte
de un folio en blanco
no hay mejor despertar...
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