Aprendí
la libertad
junto
a la cortina de cabello
que
camuflaba tu oído
y
mis palabras escalaban por ella,
mientras el mudo
hace cárceles de arrecife y soberbia.
Aprendí
la libertad
cuando
estallaba el silencio
con
la voz del mundo
juntando
mis letras
haciendo
mi nombre.
Aprendí
la libertad
cuando
supe
que
ser libre
no
es sino tenerte
y
que no hay más cárcel que tu ausencia,
ni
más barrotes que el espacio.
Se
pavoneará la libertad
y
la venderán en extraperlo
hecha
mercancía de mitin
pienso
de bobo
y
droga volátil,
pero
ser libre es tanto tenerte
como
esclavizarme, perderte.
Aprendí
la libertad
cuando
las palabras no rebotan
en
frentes de lápida
tontas
y mortecinas,
sino
que vuelan
al
más allá de tu pecho
con
alas de ángel
y
polvo de hadas.
Francis Nicolás
"Espacio donde se depura el proceso de encarnación del pensamiento."
domingo, 22 de junio de 2014
158. Aprendí la libertad
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