Fue tan fuerte la unión
de la palabra y el alma,
que al alba el hombre habló mariposas
y soñó aquello que huía
como arena entre sus manos.
Amenazó la palabra
con sacarlo del barro,
apuntar cumbres,
unir estrellas
y subrayar con regla de ilusión
horizontes difusos
en versos de equinoccios.
El vello fue cambiado por purpurina,
El vello fue cambiado por purpurina,
el caos, por paisajes,
y simple piel, por tu cuerpo;
los dientes, por besos,
las garras, por caricias,
el sexo, por amor,
y el aullido, por tu nombre.
Fue tan grande la unión
de la palabra y el alma,
de la palabra y el alma,
que todo el Universo supo entonces
que alguien allá abajo,
con una estupidez del carajo,
con una estupidez del carajo,
lo miraba acojonado;
alguien, a la vez, capaz
de abarcarlo en su puño
y gritarlo desde su garganta.
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