Vacío está el parque…
La tarde escribe silenciosa,
en renglones rosados,
con ribetes callados
de pauta elegante
señorial y orgullosa.
La fuente de enfrente
entona un susurro
de voz elocuente,
de voz armoniosa
de tiempos pasados
de tiempo presente.
Vacío está el parque…
De una niña la silueta,
que vino a jugar con flores
aspirando sus olores
en el confín de una ruleta,
que sabe hurgar en la vida,
y sabe mirar sin ojos,
y sabe tocar sin manos,
entre sonrisa y sonrisa,
hecha una interrogación coqueta
entre jazmín y dompedro,
madreselva y yerbaluisa,
teje un chal de indiferencia
bordado de amor sin prisa
y aromas de piruleta…
desde la a hasta la zeta.
Vacío está el parque…
La fuente calla…
las sombra huye…
la tinta sangra,
y su aroma habla:
"Siempre estarás en el parque,
en tu afán, en tu bordado,
sin tu reloj , con tu enfado,
en tu árbol, sin tu banco…
y presa en mis palabras…
…sí, en mis palabras…
las que no dijiste,
las que yo no dije,
las que no dijimos,
porque no quisimos."
(Me llama el olvido...)
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