Paramos abiertos, infinitos.
Ventiscas, fríos,
inmensidades blancas…
Allá donde, amigo Luis, tu bien decías
¿qué habrá, que tanto me libera?
Palabra que se pronuncia
tras ojos de brujos y chamanes,
como un conjuro, como un ensalmo,
como un amuleto contra los males,
como un bálsamo untado en lino blanco.
¿qué habrá, que tanto me incomoda?
Páramos abiertos, infinitos.
Ventiscas, fríos,
inmensidades blancas…
De hospital y de ambulancia,
de ojos velados y manos yertas,
de cerrado perdón y herida abierta.
Allá donde, amigo Luis, tu bien decías
¿qué habrá, que tanto me condena?
A volver la vista atrás, a mascar pena…
¿Cementerios de ideas y proyectos,
esqueleto vacío que ríe y danza,
fantasma de velada cobardía,
sobre verdes briznas de verde esperanza?
Un puñado de folios blancos,
- un paquete de quinientos -,
- un paquete de quinientos -,
inmensidades blancas, silencio puesto…
¿Qué habrá, amigo Luis,
que ya no lo recuerdo?
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