Cuando
tras no estar,
vuelvo
a mi cuerpo
sé
que has estado.
Tu
aroma entre las cortinas,
tus
besos en mi sofá,
tu
voz en las esquinas,
los
yemas de tus dedos
en
mis mandos y botones.
El
deslizar de tu planta
en
la madera,
la
tibieza de sábanas arrugadas,
tus
suaves jadeos
en
el vaho del cristal,
el
caos muerto de mis cosas
y
el racional orden
de
mis hormonas.
Cuando
tras no estar,
vuelvo
a mi cuerpo
sé
que has estado.
Y ahora que estoy suspiro
por que
tus labios llamen
al
timbre de mi boca,
pulses mandos y botones
y
tus manos abran
la
puerta de mis pantalones.
Ahora
que estoy...
hay
una nota en mi pecho
de
trazo sin fondo,
de
silencio hondo.
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